Aquel cuya ley está dentro de sí mismo
camina oculto.
Sus actos no se ven influenciados
por aprobaciones y desaprobaciones.
Aquél cuya ley está fuera de sí mismo
dirige su voluntad hacia lo que está
más allá de su control
y busca
extender su poder
sobre los objetos.
Aquel que camina escondido
tiene luz para guiarlo
en todos sus actos.
Aquel que busca extender su control
no es más que un operador.
Mientras cree que está
superando a los otros,
los otros lo ven tan sólo
esforzarse, estirarse,
para ponerse de puntillas.
Cuando intenta extender su poder
sobre los objetos,
esos objetos ganan control
sobre él.
Aquel que se ve controlado por objetos
pierde la posesión de su ser interior.
Si ya no se valora a sí mismo,
¿cómo puede valorar a otros?
Si ya no valora a otros.
queda abandonado.
¡No le queda nada!
¡No hay arma más mortífera que la voluntad!
¡Ni la mád afilada de las espadas
puede comparársele!
No hay ladrón más peligroso
que la Naturaleza (Yang y Yin).
Y aun así no es la Naturaleza
la causante del daño:
¡es la propia voluntad del hombre!
 Chuang Tzu

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