Samsara: La rueda de la vida


Normalmente Samsara se considera el opuesto de Nirvana. Es el estado de no-iluminación en el cual vivimos. La existencia mundana. Corresponde con el sufrimiento, propio del mundo material, del que los seres humanos son los únicos seres reencarnados capaces de distanciarse, mediante la liberación, y, posteriormente, de separarse, mediante el nirvana. El tiempo necesario para liberarse del samsara depende de las prácticas espirituales y del karma acumulado en vidas anteriores.

La segunda parte de la palabra “sara” significa “ir”, “seguir” o “mover” y el prefijo “Sam-“ implica algo que es “lo mismo”, “junto a”, “conjunto” o “totalidad”. Esto tiene referencia a que Samsara se considera una ronda interminable de trasmigración – de nacer, morir y volver a nacer.
Samsara también se califica como un estado de “auto-engaño”o ignorancia de la realidad de las cosas. En particular ignoramos (en ambas acepciones del verbo ignorar) que el mundo es insatisfactorio, perecedero e insustancial.

Según el budismo el Samsara no tiene ni principio ni fin. Estamos atrapados en él hasta que ganemos la Iluminación. 


Samyojana Las Diez Cadenas (Samyojana) que nos atan al samsara:


Es el origen dependiente, conocido también como producción condicionada, productos interdependientes, nexos condicionales, nexos causales... Se refiere a la idea de que, mientras permanezcamos ignorantes, apegados, y con odio, continuaremos creando karma, y por tanto, continuaremos renaciendo en este mundo lleno de dolor y sufrimiento. Se describe usando la metáfora de una rueda de la vida, en donde una cosa inevitablemente lleva a otra.

"Todos los fenómenos psicológicos y físicos que constituyen la existencia individual son interdependientes y se condicionan mutuamente unos a otros..." que es lo que nos atrapa en el samsara (The Encyclopedia of Eastern Philosophy and Religion).

1. La creencia de que existe una personalidad separada o individualidad (drishti)

2. La duda de que no haya ningún deseo que satisfacer (vichikitsa)

3. El apego sumiso a las reglas y los rituales (silabbata-paramasa)

4. El deseo sensual (kama-raga)

5. El rencor que desea el mal a los otros (vyapada)

6. El deseo de una existencia material abundante (rupa-raga)

7. El deseo de una existencia inmaterial (arupa-raga)

8. La presunción o el egoísmo (mana)

9. La impaciencia (udhacca)

10. La ignorancia (avidya)

Reinos del Samsara

Dentro del budismo tibetano se habla de los seis reinos del Samsara, término que indica los diversos niveles de realidad en los cuales puede un alma renacer tras el paso por el bardo de la muerte. Los seis mundos de existencia samsárica representan distintas formas de vivir la realidad. Son estados de aferramiento, de estupor, de distracción, que nos disuaden de disfrutar de un estado abierto de la mente.


1: DEVAS (El Reino de los Dioses).


Es el de la felicidad y el orgullo. Sus habitantes son tan poderosos que recuerdan a los dioses de cualquier ciclo mitológico, aunque con algunas diferencias fundamentales, y es que los devas de la tradición budista son seres mortales, no son omnipotentes, ni tampoco son creadores. Son bellos, gozan de larga vida y son ricos en felicidad. Sin embargo, a causa de esa felicidad permanentemente llevan en ellos las condiciones de la pereza y de la derrota. Su presencia en este mundo se debe a su buen karma anterior, pero ello no constituye más que una etapa hacia la liberación final. Siguen estando en el samsara y, por lo tanto sujetos a volver a aparecer, incluso en un mundo menos propicio.
Es como cobrar todo el ahorro de karma positivo de una sola vez, pero al terminar esta vida de Deva, quedara con saldo cero y partirá desde abajo.

2: ASURAS (El Reino de los Semi Dioses). 


El mundo de los celos, la batalla y la racionalización del mundo. Los asuras viven una vida mucho más placentera que los seres humanos, pero sufren de envidia hacia los devas, que a su vez les ven como seres inferiores, tal y como los humanos perciben a los animales.

Este reino se fundamental en la paranoia, en la sensación de que todos son nuestros enemigos y que por ese motivo conviene estar en guardia. Es un mundo militarizado, basado en la mentalidad del guerrero.
Los asuras siempre creen ver la parte oculta de todo, y si esta no existe, si todo está claro, la inventan. Es un mundo de comparaciones y de sospechas. Se les representa con rasgos de combatientes armados con arco y flecha, a veces con el cuerpo ensangrentado e incluso mutilado. La simbología de este mundo violento es la del combate por la satisfacción de los deseos, pero también la del combate contra las energías opuestas y de los impulsos perturbadores, los de la mente, los del cuerpo que no consigue satisfacer sus necesidades, que no consigue mantener la postura.
3:  MANUSYA (El Reino de los Humanos).  
Basado en la pasión, el deseo y las dudas. Se entiende que este es el reino en el que vivimos las personas y se percibe como uno de los mejores para lograr el despertar, ya que dispone de muchas posibilidades favorables.
Este es un mundo muy mental, muy ocupado y perturbado. Los humanos no entienden nada de lo que pasa ni tampoco el sentido de la vida, del samsara ni del karma, razón por la que siempre están intentando conseguir algo y, por supuesto siempre en el exterior de ellos mismos. Los humanos están fascinados por los millones de reflejos del mundo de Mara y pasan el tiempo corriendo tras ellos y vagabundeando.
El ser humano es consciente de todos los reinos que están por debajo y por encima de él y sin duda, añora los placeres que son inherentes al reino de los dioses o incluso al de los asuras. La pasión surge cuando la persona desarrolla un sentimiento de carencia, de anhelo. Existe aquí una atención selectiva, en la que el ser humano cree tener una personalidad propia, lo que le lleva a criticar a aquellas personas que son diferentes a él, o bien toma a otras personas como modelos.

4: TIRYAG - YONI (El Reino de los Animales). 

Se cimenta en la estupidez y los prejuicios. Está formado por todas las criaturas animales no humanas que pueblan el planeta. En general, los humanos ven a los animales con el mismo sentimiento de superioridad con que los devas se comparan con los asuras.
La mentalidad animal es muy directa y sincera, pero carente de todo tipo de sutileza, y por ello, poco inteligente. Es el de los seres que están dominados por la sexualidad o por la ignorancia y reducidos a sus instintos primarios. La mentalidad animal empuja hacia delante, sin preocuparse de si ese esfuerzo es útil ni de las consecuencias del mismo. Sigue las normas de la comunidad y carece de sentido del humor.

5:  PRETA (El Reino de los Fantasmas Hambrientos).

 Se basa en la posesividad y el deseo no satisfecho. Los seres que pueblan este reino se denominan “fantasmas hambrientos” por su incapacidad para disfrutar de la comida o la bebida. No importa cuánto se alimenten, ellos siempre necesitan más. Son seres que están privados del disfrute material y físico, pues en vidas anteriores han sido egoístas imperdonables. Siempre están buscando comida y se les representa con bocas muy pequeñas, del tamaño del ojo de una aguja y, por lo tanto, condenados a no poder engullir nada sólido.Sus esófago esta totalmente contraído, pero, por otro lado, tienen una gran barriga y un gran apetito. Así que siempre están insatisfechos y frustrados.
Este es el reino del consumismo y la falta de medida. Es un mundo donde los seres se sienten miserables, pues siempre hay algo que les falta para llegar a ser lo que desearían. Los sentimientos de insatisfacción provocan comportamientos egoístas y acaparadores.
6:  NARAKA (El Reino del Infierno). 

Constituido por los sentimientos de odio. La visión del infierno en la cosmogonía budista difiere de la de otras religiones en el sentido de que los seres que se castigan viviendo en él no están atrapados ahí de manera permanente. Este es un reino temporal, creado por la propia conciencia, y que se puede abandonar a condición de que se libere todo el karma negativo y que el alma se abra a su propia realidad despierta.

Los infiernos están poblados por seres agresivos que han perdido cualquier referencia de por qué odian o de a quién están dañando. Es un territorio de la conciencia completamente desordenado, en el que los sentimientos aflictivos se dirigen tanto hacia los demás, como hacia uno mismo. Este estado produce sensaciones de ahogo, de claustrofobia, de tortura dirigida autoinfligida, en el que no hay un espacio donde los seres puedan pararse o buscar sosiego. Se trata sin duda del peor de los reinos posibles.
 
FUENTE: http://budismovaldivia.blogspot.cl/2010/12/samsara.html

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