BONSHO – LA GRAN CAMPANA DE LA PAZ


Bonsho – la campana que hacia todas las direcciones envía su mensaje de paz.
El sonido de una campana Bonsho, como aquella que se acaba de inaugurar en el templo Busshinji, en realidad es mucho más que un mensaje de paz. En realidad es la misma voz de Buda Shakyamuni que suena y que nos recuerda en ese mismo instante en el que la escuchamos que no existe separación alguna entre nosotros y los demás. Así el sonido de un Bonsho puede significar a quien le escucha de corazón, el experimentar y vivenciar el hecho de que todos los fenómenos y todos los seres y cosas son el yo. Un yo que nos enseña que cuando todas las cosas y seres son el yo, el despertar existe solo porque existe la delusión. Una verdad que por una parte nos ayuda a reconocer que todo el universo es el yo pero que también nos enseña humildad. Humildad porque nos indica claramente que solo aprendemos a ser responsables en cuanto a nosotros y a los demás, si hemos realizado la unión entre el yo y los demás.
El sonido de un Bonsho es el autentico Dharma que se acaba de manifestar.
Esta es la conclusión a la que llegamos cuando después de haber escuchado verdaderamente un Bonsho sonar y comenzamos a observar cualquier fenómeno social. Pues cuando nos ponemos a observar la vida en comunidad, claramente podemos ver que observamos un fenómeno social, lo analizamos y lo comprendemos pero todo esto no significa que verdaderamente hayamos comprendido lo que este fenómeno es de verdad. Pues de lo contrario veríamos por una parte con claridad lo valiosa que es la armonía dentro de una comunidad y por otro lado comprenderíamos que fenómenos como la discriminación social, o las dictaduras o el apartheid no son fenómenos que son ajenos al yo. E incluso podemos ir incluso un paso más allá y decir que el sonido de una campana de la paz nos recuerda en el mismo instante en el cual la escuchamos tocar que mientras no se haya realizado la más alta verdad, el apartheid, las dictaduras así como todo tipo de abuso del poder, lo encontraremos hasta en el mas noble o puro sentimiento de nuestro propio interior. Llegamos a esta conclusión, tomando en cuenta que somos humanos y que lo que nos caracteriza, el pensar y la conciencia, crean constantemente conceptos para interpretar el mundo que nos rodea y porque el categorizar implica discriminar. Y más allá podríamos incluso concluir que dado que el pensar y el idioma implican un cierto grado de discriminación al crear conceptos y calificar, la discriminación sea algo con lo que debemos aprender a vivir. Un pensamiento del cual algunos practicantes lamentablemente incluso derivan que ya que solo la iluminación libera de la discriminación, se puede discriminar libremente hasta que la iluminación nos libere de nuestra confusión. Una conclusión que nos dice una vez más que solo el hecho de practicar alguna Vía espiritual esto no significa que estemos liberados de la delusión. Pues hay que tener claro que la ley del Karma infaliblemente existe y además esta exclama con tanta claridad como la campana de la paz: quien fomenta la discriminación, por mas que se esfuerce, comete el mal y tarde o temprano, caerá.
La vibraciones de la campana de la paz alcanzan hasta el ultimo vinculo del ser.
Se dice que cuando escuchamos el sonido de la campana de la paz claramente podemos comprender la delusión que significa afirmar que existimos como seres separados de los demás. Una comprensión que nos da fuerza para levantarnos si el momento lo requiere y exclamar: ¡prefiero el infierno a un paraíso xenofóbico que se basa en la discriminación! Pues esto es lo que nos enseña el sonido de un Bonsho también: el paraíso jamás podría ser un lugar donde se separa por cualquier razón, sea de genero, racial o social o porque pensamos que alguien no pertenece a nuestra religión. Pues el sonido de la campana de la paz le dice a toda persona que practica de manera honesta su tradición: la verdad puede ser enseñada y el verdadero dialogo existe, solo y justo porque siguen existiendo aquellas personas que se levantan ante la mentira y la injusticia y saben actuar de acuerdo a la verdad. Muchas veces cuando se habla del dialogo interreligioso se discute sobre lo que nos diferencia pero también se habla de lo que entre nosotros es similar. Esto lo demuestran ya conceptos básicos como el infierno y el paraíso que ilustran también en el Budismo la ley de causa y condición. Una ley que nos enseña entre otras cosas que ignorarla significaria condenarnos a nosotros mismos porque jamas llegariamos a comprender que el infierno en el exterior existe porque tenemos un infierno en el interior y por otra parte que el paraíso existe cuando nos resistimos a practicar el mal y fomentamos la paz.

El sonido de un Bonsho traspasa toda frontera sea interior o exterior.
Y de esta manera nos ayuda a comprender que el dialogo interreligioso también implica responsabilidad. Responsabilidad frente a los demás y frente a nosotros mismos pues no existe separación entre nosotros y los demás. Y a partir de la comprensión budista tal vez sea esta la única y mas importante responsabilidad que tiene cualquier practicante del Zen: el aprender a escuchar un Bonsho de verdad. Pues cuando llegamos a escuchar un Bonsho de verdad, toda diferenciación se diluye como cualquier concepto más y automática y naturalmente anteponemos la unión. Y al anteponer la unión vamos mucho más allá de la separación o la discriminación dado que en todo fenómeno vemos el Bonsho, aquella campana que en todas la direcciones y a través de todos los tiempos lanza su sonido de paz y que repite en todo instante y cualquier lugar a Shakyamuni y su voz que exclama:
GATE GATE ● PARAGATE
PARASAMGATE ● BODHI SVAHA

Id, id, id juntos. Id juntos más allá del más allá hasta la liberación última.
Fuente: http://www.sotozen.cl/bonsho-la-gran-campana-de-la-paz/

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