La lengua china escrita constituye una extraordinaria y única excepción de escritura simbólica, por contraposición a las habituales formas literales o silábicas. La escritura china es la única del mundo que dibuja un complejo de signos que en su totalidad significan una palabra o concepto, de tal modo que, salvo contadas excepciones, cada término del diccionario es representado por un “ideograma” que le es propio y único. De modo que una persona medianamente culta en China tiene que memorizar ¡cerca de 6000 ideogramas diferentes! Esto ha implicado un fantástico esfuerzo intelectual, que señala al pueblo chino como uno de los más admirables conjuntos étnicos de la humanidad. Bien es verdad que esta notable tarea se les ha facilitado por el carácter monosilábico de la lengua china; pero ello no disminuye el mérito de la hazaña colectiva llevada a cabo desde los tiempos más remotos por sus eruditos o letrados.
Veamos, para aclarar la idea: la totalidad de las formas escritas de las lenguas humanas (cuando las tienen, por supuesto) siguen un sistema basado en la representación de los sonidos de cada idioma configurando lo que nosotros, descendientes grecolatinos, llamamos “alfabeto”. Algunos alfabetos se basan en sonidos aislados, como el latino, el griego, y todos sus descendientes. Otros hay que sólo atienden a las consonantes y las vocales largas, descuidando las vocales breves que son omitidas, o bien representadas, cuando no hay más remedio, por pequeños signos diacríticos colocados por encima o por debajo de las “letras”: tales las lenguas semíticas, árabe y hebreo entre las principales. Otras lenguas, sobre todo extremo-orientales, tienen un alfabeto silábico: en lugar de representar sonidos aislados y elementales, representan sílabas: ma-me-mi-mo-mu; ta-te-ti-to-tu, etc., con algunos agregados vocales para formar los diptongos o terminaciones consonánticas de las sílabas. Variedades de esta forma las encontramos en la escritura hira-gana y kata-kana japonesa, y el han-gul coreano; las primeras se asocian con ideogramas chinos llamados kanji, y la última traza sílabas perfectamente integradas en un cuadradito muy estético. También el sánscrito, y sus descendientes los “prácritos” hindúes a su manera caen en este grupo. Pero una sóla lengua escrita, -o mejor dicho, conjunto de lenguas-, el chino, ha sido tan original y capaz de crear un sistema “ideográfico” completo en sí mismo. Y, a qué negarlo, increíblemente rebuscado.
Ese carácter ideográfico hace que cada palabra escrita en chino contenga un complejo de ingredientes y connotaciones que llevan indefectiblemente a formar asociaciones, conscientes unas, e inconscientes otras. Por eso, cuando explico esto a profesionales “psi”, me gusta afirmar que la lengua china escrita es una lengua psicoanalítica “avant la lettre”. Y me complazco en mostrarles cómo, con los hexagramas del I-Ching, es posible arribar, mediante análisis gramatical, a conclusiones que resultan similares a las que se obtendrían mediante la técnica psicoanalítica de las asociaciones.
Pero volviendo al tema de los ideogramas, debemos saber que la gran mayoría de ellos se compone de dos partes: 1) la raíz o clave, y 2) el componente variable o fonético, así llamado porque se repite con cierta frecuencia en sílabas de igual pronunciación, aunque no necesariamente de igual tono.
Las raíces o claves son en número de 214 en el chino clásico, y permiten la localización del ideograma en los diccionarios. Se supone que en un significativo número de casos la raíz da una somera idea de lo que trata el ideograma: así, por ejemplo, la raíz “madera” o “árbol” estará presente en el trazado de numerosos ideogramas referentes a objetos hechos de madera, bosques, plantaciones, etc, y la raíz “agua” intervendrá en la representación de cosas líquidas o que impliquen componentes líquidos, animales que vivan en el agua, acciones que tengan lugar en el agua, etc.
El componente fonético, a su vez, está integrado por uno o varios elementos gráficos, y éstos, en última instancia, por “trazos”, que originariamente eran golpes de pincel. Contabilizando los trazos, obtenemos un número que nos permite encontrar secuencialmente el ideograma en el diccionario, bajo la sección correspondiente a la raíz. Así, dada la raíz “agua” (Nº85 de la lista de las 214), el ideograma cuyo componente fonético tenga 3 trazos se encontrará después de los que tengan 2 trazos, y así sucesivamente. Buscar una palabra en un diccionario chino clásico resulta un poco más complicado que hacerlo en uno de lenguas occidentales, sin duda.
Arriba, y como ejemplo, vemos algunos ideogramas, que constituyen el tema de los hexagramas 2 (kun), 6 (song), 11 (tai), 18 (gu), 32 (heng), 38 (kui), 39 (jian), y 60 (jie). Los he seleccionado porque resultan bien evidentes los componentes básicos, y porque demuestran que, si bien la regla general es que la raíz se encuentre a la izquierda o arriba del conjunto, hay veces que se encuentra abajo o incluso a la derecha. He trazado las raíces en color rojo, y el resto del ideograma en azul.
Lo que importa retener, de todo esto, es que cada ideograma tiene una traducción de diccionario; pero además encierra en su interior un complejo de componentes semánticos que pueden dar lugar, según los casos, a diferentes planos de sublectura. La teoría sinarúspica atribuye importancia a esos diferentes planos de lectura y los utiliza como una herramienta más de su traducción e interpretación
Articulo original: https://sinaruspica.wordpress.com/2008/01/30/los-ideogramas-el-alma-del-hexagrama/
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